martes, 30 de abril de 2013

¿Le gusta conducir?


Here comes the Man!

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Otro punto clave, profundamente masculino: conducir. El hombre debe sentirse cómodo, seguro de sí mismo; ir con soltura, tranquilidad. Y no sólo en su coche, sino en cualquiera que caiga en sus manos. Que una distancia de 300 km le parezcan un paseo y los haga ligerito. Tiene que conducir rápido, pero no como los locos. Es fundamental que te sientas segura con él al volante. A mí me pasa con muy poca gente. O están demasiado nerviosos o demasiado confiados.
Coche y hombre deben fluir. Puede estar a la conversación, pero al mismo tiempo no pierde detalle de lo que ocurre en la carretera. Y no le requiere ningún esfuerzo, le sale de manera natural.
Un hombre que sabe conducir es aquel que va rápido sin que te des cuenta. No va acojonado al volante, de estos que se encaraman a él y suspiran de alivio cuando llegan al destino. Pero tampoco es un flipado que va marcando rueda para dejarte alucinada con su poderío, por favor...
¡Ah!, y un detalle muy importante, el modelo de coche. Importantísimo, tanto si tiramos a la baja como a la alta. De la baja no vamos a comentar, si la economía no acompaña ¡qué se le va a hacer!, pero los que pretenden enamorarnos con los caballos y un modelo deportivo... De verdad, puedo conocer al hombre más interesante del mundo que si aparece con el típico coche llamativo y hortera, me dan ganas de salir pitando, por patas y a todo correr. ¡Qué maravilla cuando tienen el buen gusto de haber elegido un coche potente, pero de exterior "discreto"!
No puedo con los chulitos de descapotable, o ¡peor! los coches de "quiero y no puedo", véanse Audi TT, Ford Corvette, Porsche Caiman...
Son los típicos que en todos los semáforos escrutan alrededor para anotar quien mira su coche, que sale de un acelerón con gafas de sol y cara de Mitch Bucanan en El coche fantástico (no, no he confundido series) para que se vuelvan las cabezas, que piensa que va a pillar cacho solamente por enseñarte qué vehículo tiene, que por supuesto sale en una foto con él y la pone de perfil en todos las redes sociales... El mismo que suele estar amargado porque la gracia de llevarlo los viernes a la discoteca de turno para que se lo aparquen en la puerta y pueda hacer el paseíllo hasta el interior del local (con la misma cara de Mitch Bucanan de "que me observen mientras entrecierro los ojos en mirada de máxima concentración al infinito de la puerta de entrada como si representara el enigma de mi vida") y todos queden Im-Presionados, empieza a no compensarle tanto como tener que pagar el consumo de gasolina diario, no poder hacer viajes largos y tener que acoplarse al coche de otros, por no hablarte de seguros, cambios de piezas en averías etc.

El otro día me fijé en un detalle en la gasolinera. Un hombre que se bajaba con la mano en el bolsillo del pantalón de su traje y, muy relajadamente, cogía con la mano libre el surtidor, llenó el tanque de gasolina y, sin despeinarse (ni sacar la otra mano de donde estaba), lo volvió a dejar en su sitio. ¿Parece una tontería? A ver a cuántos ves poner gasolina con ese style. Otros cogen la manguera con las dos manos, tiran de ella con esfuerzo titánico procurando que no se enganche, la sujetan para que encaje bien...
Apuesto a que ese hombre, con un coche y una vestimenta muy de mi agrado, pues tras ese despliegue de seguridad en el proceso de repostar su vehículo no pude evitar fijarme en el resto de detalles que acompañaban a su anatomía, conduce maravillosamente, acariciando el volante, metiendo las marchas suavemente, acelerando cuando tiene que acelerar, aparcando a la primera y moviendo el volante con la palma de la mano, siendo un listillo en algunas ocasiones a la par que respetuoso con los demás viandantes en otras... Ni pardo ni flipado. En breves palabras: le gusta conducir.

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