lunes, 18 de febrero de 2013

(Before) Wild Nights


(BeforeWild Nights

Imagen
Cuando llega la noche, tras la tarde infantil, llegamos a casa, nos sacudimos el confetti del pelo, arrancamos la guirnalda del cuello y nos sacamos el caramelo de la boca. Vamos, no hay tiempo. Nos deshacemos de las calentitas Ugg, ¿en serio vamos a salir otra vez? Venga, sí. Damos la ducha mientras elegimos la ropa y ponemos algo de música (dependiendo del tiempo que tengamos porque está demostrado que como me arregle con música el rato invertido se multiplica por dos, mínimo). Si voy contra reloj, cuanto menos tiempo me quede, más indecisa estaré frente al armario. Otra ley es que todas esas combinaciones de ropa que anoté mentalmente como cool para mi próxima salida, se esfumaran de mi mente. Y el mismo horror vacui ante el armario. Y 100% que cuando me acuerde de alguna prenda, de repente no estará donde la dejé la última vez. Venga a pasar perchas. Primero rápidamente. Luego una por una, despacio, mirando bien. Nada, ¡ha desaparecido! Y otra vez, aun a sabiendas de que siempre que voy justa de tiempo me ocurre lo mismo, volveré a ponerme histérica.
Sí, histérica: Propio de la histeria. Gritos, espasmos histéricos.
                       Muy nervioso o alterado.
Histeria: Estado pasajero de excitación nerviosa producido a consecuencia de una situación anómala.

(Bueno, anómala, anómala no es, que se repite todos los fines de semana, pero en fin...).

Y la visión de una histérica es un ser rubicundo que corre de un cuarto hacia otro, hablando consigo misma a voces - "¡es increíble! , ¡increíble!, de repente ha desaparecido, ¡¡¡es que no se puede tener nada controlado en esta santa casa!!!" - (obviando que ella es la única persona que la habita), abriendo armarios, sacando ropa que vuela por encima de su cabeza para desistir del hallazgo inmediato de la prenda en cuestión, que de repente ha pasado de ser esa camisa que "me voy a poner otra vez, parece mi uniforme, pero no tengo tiempo para pensar en algo mejor" a "la camisa ideal sin la que NO puedo salir esta noche, con su toque original y que me queda divina". Como no es la primera vez que a nuestra protagonista le pasa esto, decide armarse de paciencia, respirar hondo y meterse en la ducha, que ya lleva dos horas en funcionamiento, para así darle tiempo a la subversiva camisa  a salir de su escondite porque si no se va a liar la de Dios... y para ver si con el chorro de agua le cae también la imagen divina del estilismo olvidado y perfecto para la ocasión.
Esto no suele pasar, pero al menos se aplacan los ánimos. Algo.
El resto ya se sabe, la camisa no va a aparecer, así que vas a por el modelito standard. Te pintas el ojo corriendo... Ésta es una frase hecha. Lo que menos te pintas es el ojo, a no ser que seas muy experta. Así que optas por el maquillaje Michael Kors, es decir, natural como la vida misma y con algo de colorete para dar al menos buen tono tras un día matador. Algo de rímmel. Barra de labios para el bolso (ya te los pintarás de camino) y el perfume. Mientras, te has ido vistiendo, buscando las medias, cambiando las cosas básicas de bolso (las tres marías: llaves, móvil y dinero. ¡Y el tabaco!, joder, ¡¡el tabaco!!).
Abriguito, tacones y enfilar hacia la puerta de salida. Consciente de que llevas el pelo fatal, de que no es que se diga que te has dedicado a prepararte con tiempo y que de ropa mejor ni hablamos (¿dónde estará la put...camisa?). Pero te dices: estas noches suelen ser las mejores... Y te adentras entre la fauna de la jungla nocturna con una sonrisilla en los labios...

No hay comentarios:

Publicar un comentario