lunes, 18 de febrero de 2013

Vayamos por partes. Regalos para una mujer (yo misma, por poner un ejemplo) de su pretendiente.


Reflexiones varias

Imagen

Vayamos por partes.
Regalos para una mujer (yo misma, por poner un ejemplo) de su pretendiente.

A ver, para todos aquellos hombres perdidos en el terrorífico mundo de hacer un regalo a su novia (de verdad que no me gustaría estar en sus zapatos), hay algunas premisas básicas.
1- El primer NO rotundo se lo lleva el perfume.
Esto es un asunto muy personal, algo que quiero decidir yo con tiempo y mis exigencias. Tengo un olfato muy agudo, entrenado desde niña, y las ideas muy claras. (Características que me gustaría trasladar a otros aspectos de la vida cotidiana, pero bueno, dejemos aparte los retos personales). No quiero, ni me parece entrañable que pases dos horas en el stand de cierto centro comercial eligiendo el perfume que tú y esa "experta" en la materia consideréis que se parece a lo que actualmente estoy utilizando. Perfume que probablemente ni conozca pero al que intentara acercarse catalogándolo en floral, cítrico u oriental.
Ni se te ocurra regalarme el mismo porque si he llegado al improbable caso de terminar un frasco, seguramente ya esté con la mente en otro perfume muy diferente. Además, ¿cuál es la gracia de hacer un regalo a tiro hecho? Un regalo no es como reponer la leche en la nevera. Algo de lo que se agradece el detalle y la consideración. No. Un regalo debe sorprender e ilusionar. Hay que elegirlo con premeditación y alevosía. Igual que los dardos envenenados que nos lanzáis en las discusiones sabiendo que van a doler haciendo diana en nuestro punto débil. Algo parecido pasa con los regalos, cambiando el dardo envenenado por un paquete exquisitamente envuelto (si es pequeñito, ¡promete!), que nos depositáis dulcemente sabiendo que el contenido subirá enteros en nuestra vanidad.

Porque un regalo debe ser vano, inútil e insustancial, pero que nos llene de arrogancia, presunción y envanecimiento, y que no se quede en una vana representación, ilusión o ficción de la fantasía. (Rae dixit).
Así que por esta regla de tres, por favor, dejad de una vez también el tema de la ropa (2º NO rotundo). A no ser que sea un vestidito de ensueño, una estola de piel de visón, ropa interior suntuosa e incomodísima... La consigna es poco práctico y que no le vayamos a sacar mucho partido. Y especial...
Si no, mejor no meterse en este berenjenal. No conozco a nadie que haya acertado regalándome ropa. Ni siquiera mis mejores amigas aduciendo que es totalmentemi rollo. Y eso que ellas lo conocen bastante bien. Pero mi estilo visto desde ojos ajenos puede resultar o demasiado babydoll, o demasiado rockero, o una mezcla de los dos. Y al final o acabo con algo de lo que tengo 25 prendas parecidas en el armario y del que ya se me ha pasado la fiebre o tiene ese toque que lo hace horrible aunque a mi madre le parezca exactamente igual que el que me enamoró en aquella tienda.
Igual con el calzado. Una puntera demasiado afilada o chata, suela en triángulo, plataformas o poco tacón hará que sean descartados de inmediato. Con los zapatos tengo una obsesión que raya el fetichismo y como buena fetichista, deben ser "exactamente así" o si no no producen el estímulo adecuado y unos zapatos deben ser sugerentes, sí, sugerentes y muy estimulantes.
Y sinceramente, para que me regalen un jersey normalito para salir del paso... Y si lo tengo que devolver ya no es un regalo. Lo que nos gusta es que sea algo que hayáis elegido para nosotras, con lo que nos habéis imaginado ataviadas.  

3- Por favor, olvidad los gadgets tecnológicos. Hablo por mí, claro.

Luego hay cosas para las que soy muy sencilla. Por ejemplo libros o productos gourmet. Bueno, no tan sencilla, en realidad...

Así que vamos a allanar el camino e ir al grano.
Sed realistas, pedid lo imposible. 
Allá va.
Regaladnos una joya para estas fiestas. Así de sencillo y natural. Cuidadosamente elegida por vosotros especialmente para nosotras. Algo tienen las joyas, tal vez por el desembolso que suponen, tal vez porque a los hombres les gusta decidir sobre esos pequeños "best friends" que son atemporales sin meterse en líos de modas, ya sea por el ambiente que se produce en torno al proceso de compra, donde un buen dependiente irá indagando, y obligando, al comprador a pensar y definir el estilo de la destinataria. Por lo que sea, suelen ser regalos meditados con cariño e ilusión y orientados hacia una persona en concreto.
A todas nos encantará. Y esta vez por motivos prácticos: para que su fulgor nos caliente en invierno, que caldee nuestro corazón con vuestro recuerdo cuando la veamos brillando. Hay una relación muy íntima entre una mujer y una joya, hay muchos sentimientos asociados a ellas. No hay mejor piropo. 

Imagen

No hay comentarios:

Publicar un comentario