lunes, 18 de febrero de 2013

Citas de Sonrisas de una noche de verano Ingmar Bergman


Sonrisas de una noche de verano
Ingmar Bergman

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- Sí, la noche de verano tiene tres sonrisas y ésta es la primera, entre media noche y el alba, cuando los jóvenes amantes abren sus corazones y cuerpos. ¿Ves allí en el horizonte? Hay una sonrisa tan suave que hay que estar muy callado y atento para poder verla.
(...) (El reloj marca las tres).
- Ahora la noche sonríe por segunda vez, para los bufones, los mozos y los incorregibles... ¿tienes sed?¿quieres cerveza? (Canta el gallo) Ahora nos sonríe.
(...)
-La noche sonrió por tercera vez.
- Para los melancólicos, desvelados, extraviados, solitarios y medrosos...


- No olvide, madame, que el amor es un juego de malabarismo continuo con tres pelotas cuyos nombres son: corazón, palabras y cuerpo. ¡Ay! Qué fácil es jugar con las tres pelotas y qué fácil es perder una de ellas.


-Te seré fiel en 7 eternidades de placer, 18 falsas sonrisas y 57 susurros de amor sin ningún contenido. Te seré fiel, mujer, hasta que el gran bostezo nos separe. En pocas palabras, te seré fiel a mi manera.


- A veces ocurre que los enemigos tienen intereses comunes. ¿Hay que seguir entonces siendo enemigos poniendo a un lado esos intereses comunes?
- Dos mujeres no.
- Hagamos pues las paces, por lo menos provisionalmente.


- Mira, me salió el solitario, ¡qué buen augurio!
- Siempre sale si se hace un poco de trampa.
- En eso te equivocas, el solitario es lo único en esta vida que exige una moral incorruptible.


-¿De qué estabas hablando?
- De mi futuro amor.
- Es un tema muy interesante, al menos para ti, hija mía.


- Los hombres nunca comprenden lo que es bueno para ellos. Nosotras tenemos que ayudarles un poco, ¿verdad?


- ¡Oh! ¿Y qué dijo el conde?
- Decidimos separarnos sin amarguras.
- Esa es una buena norma, un amante despechado no puede utilizarse para mucho.


- ¡Ay!, Dios mío, ¡cómo le quería!
- ¿A quién de los dos?
- Al que me tiró por la ventana, por supuesto, el otro era una bestia, nunca se le ocurría nada divertido.


- Estrategia, enemigo, ofensivo, minado, ¿hablan del amor o de una batalla?
- Mi querido joven, las personas adultas y sensatas tratan a menudo el amor como si fuese una batalla o una exhibición de gimnasia.


- Y ¿cuáles son tus intenciones?
- Tengo el propósito de hacer una buena acción.
- Cuidado con las buenas acciones, hija mía, cuestan mucho y además huelen mal.
- ¡Ah!, no sabes lo buena que va a ser esta acción
- Claro que siempre es bueno tener un buen abogado en una situación así.
- A veces admiro tu desconcertante agudeza.


- ¿Realmente quieres a ese hombre?
- ¿A quién te refieres?
- ¿A quién te refieres tú?
- Ajá, a ése... A él sí que le quiero.
- ¡Ay!, es lo que siempre he dicho, Desirée, me preocupas, ¡tienes demasiado carácter!


- Aaah... si no me escuchas...
- No lo he hecho nunca.
- ¿Por eso tienes tan buena salud a pesar de tus años?
- ¡Ay!, si la gente supiese lo insano que es escuchar lo que dice la gente, la gente no se preocuparía de escuchar, y entonces la gente se sentiría muchísimo mejor...    
  Hablemos de algo importante.
- ¿Hay algo que sea importante para ti?
- Estoy cansada de las personas , pero eso no impide que las quiera.
- Muy bien dicho.
- ¿A que sí? Las podría tener disecadas en las esquinas, disecadas y colgadas de las paredes de mi galerna.


- Nunca se puede proteger a una persona de un sentimiento, eso es lo que hace a una estar tan intensamente cansada...


- Si te tiran, móntate otra vez antes de que tengas miedo. Es una norma para el amor y para la equitación


- Yo siempre estoy enamorada...
- ¿Del mismo?
- ¡Oh no! A veces te cansas... Pero es igual de agradable con el siguiente...


- "La virtud es algo continuo, que si se interrumpe ya no hay virtud. Tampoco la virtud decidida repentinamente y la virtud recién comenzada merecen el nombre de virtud. La virtud está siempre en contra del pecado y lo mismo o más de los pensamientos o fantasías pecaminosas. Pero la virtud da al virtuoso armas en su mano y la tentación es ciertamente un ataque pero no una derrota". Y sobre esto dice Martin Lutero...


- Le odio, le odio, le odio, le odio... Los hombres son repugnantes, orgullosos y presumidos, y tienen pelo por todo el cuerpo... Me sonríe, me besa, viene a por mí por la noche, me pone fuera de mí, me acaricia, me habla con dulce voz, me regala flores, siempre rosas amarillas, habla de sus caballos, de sus mujeres, de sus duelos, de sus soldados, de sus cacerías... Habla, habla, habla... El amor es espantoso, aún así le quiero, podría hacer lo que fuera por él, lo que fuera, ¿entiendes?Para que me acaricie y me diga. " ahora has sido una buena niña".

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