lunes, 7 de enero de 2013

10 reglas para triunfar en las rebajas (reflexiones de enero)


10 reglas para triunfar en las rebajas

Este año más que nunca necesitamos la ilusión y el empujoncito anímico de las rebajas. Sí, precisamente tras un otoño en el que nos hemos reprimido a la hora de comprar algunos imprescindibles, en momentos de extrema flaqueza hasta hemos necesitado ayuda exterior: "¿mamá, no me lo llevo?, ¿seguro? Sí, tengo uno que tiene un aire, pero nada que ver. Éste tiene un rollo romántico con el encajito aquí y el que tú dices es muchísimo más largo y serio... Este lo voy a utilizar en verano... Y con la blazer que tengo fichada tiene que quedar...".
Bueno, con esos factores seguramente te lo terminaste llevando y con razón, pero seguramente, haciendo de tripas corazón, pasaste estoicamente de otras muchas cosas que viste en tus escasas salidas de shopping. ¡Pues ahora es el momento de ir a por ellas!
Las rebajas son los Reyes Magos de las adultas. El día de antes casi ni duermes pensando qué habrá en la tienda: ¿seguirá ese vestido?, ¿tendrán tu talla?, si no la encuentras ahí tendrás que ir como un sputnik al otro centro comercial... Y cómo te va a quedar con los botines y la camisa... ¡¡No es capricho, es necesidad!! No vas a permitir que la sociedad se pierda semejante despliegue de estilo, sería una crueldad. Y aquellas cortinas y adornos para la casa...

he aquí las reglas de oro para triunfar en la guerra de las rebajas:

1. Trabajo de campo. Los días previos al comienzo de las rebajas, pásate por las tiendas que te gustan y observa qué cosas hay que lleven tu nombre. Pruébate para saber tu talla y no perder tiempo en el día R.

2. Fijación de objetivos. Con lo que has visto, prioriza y descarta. Aquellas cosas sin las que no puedes sobrevivir al invierno con un mínimo de clase. Aquellas otras que siendo sinceras tampoco te vas a poner mucho ni necesitas hoy por hoy (véase un vestido de fiesta largo y con plumas, muy propio para una Nochevieja pero de aquí al año que viene a saber si no estás harta de verlo en el armario y prefieres otra cosa). Dos cazadoras perfecto pueden convivir en tu armario, hasta tres. Pero más... Y piensa objetivamente si siempre te terminas poniendo la misma por ser la más cómoda y versátil y las otras se quedan siempre en el armario. Cuatro juegos de vasos que siguen esperando a salir a escena y que se acumulan a los que ya compraste el año pasado tampoco tiene mucho sentido.

3. Plan de ataque. La noche anterior estableceremos nuestras preferencias: moda o decoración (aquí es donde encontramos las rebajas más interesantes). Sacaremos un mapa que extenderemos en nuestra mesa de trabajo y pondremos chinchetas en las tiendas a invadir. Hagamos una estrategia para ahorrar tiempo y visitar primero las tiendas preferidas o contenedoras de nuestro obetivo number one.

4. Uniforme de batalla.
   4.1 Calzado: Un híbrido entre maratón y escalada, para saltar sobre cuerpos, montones de ropa y lo que se cruce en tu camino. No hay piedad. Pero debe ser cómodo, que se quite rápido con un empujón del otro pie y lo suficientemente holgado para que te lo puedas calzar a la par que caminas. Olvida los cordones, botas, aquellos que necesitan que te sientes para deshacerte de ellos, ¿dónde te vas a sentar, hija mía? Y lo suficientemente feos como para que a nadie se le ocurra confundirlo con un modelo perdido de la tienda, te lo coja en un despiste mientras contemplas extasiada lo bien que te quedan los que te estás probando y desaparezcan. Terminar una sesión de rebajas descalza no es la mejor opción. Tampoco pasaría nada, se anotaría la baja del zapato y seguiríamos con nuestro cometido, pero si se puede evitar...
   4.2. Ropa: Camiseta estrecha y alguna rebeca. Terminantemente prohibidas las vestimentas que contengan botones. Ahorrarás tiempo e incluso habrá algunas cosas que te podrás probar en la tienda sin necesidad de colas ni de llevarte a casa cosas innecesarias.
   4.3. Abrigo y bolso. Olvídate de ambos. ¿Cómo vas a coger ropa si no? ¡Y con el calor que hace dentro de las tiendas! Y un modelo precioso a mitad de precio bien vale un catarrillo o unas décimas de fiebre de nada, ¡bonica eres tú! Un par de tientos al jarabe y a vivir que son dos días, y por ello hay que ir vestidas adecuadamente. ¿quién se va a fijar en el kleenex cuando se pueden recrear en esta chaqueta?
   4.4. De trapillo. No te pongas tu modelo cut-breathing para ir de rebajas o tendrás al típico moscón rondándote todo el rato. Y no hablo de un fresco de quitar el hipo, pues ni el más entregado y ferviente admirador soportaría más de 5 minutos acompañándote en las rebajas. Me refiero a la típica que te sigue por toda la tienda para ver qué te llevas, en qué stand te paras, qué te interesa... Cuanto peor vayas vestida, menos se fijarán en ti. Y no temas encontrar a nadie interesante o conocido. Ningún hombre que esté en sus cabales se meterá en una tienda de moda el primer día de rebajas.

5. Aliados. Ninguno. Ve sola. ¿Quién se divierte yendo de rebajas con una amiga? En circunstancias normales, o sea, durante la temporada, está bien echar una tarde de compras con tus íntimas (yo ni eso). Pero en rebajas... buena gana de pillarse un cabreo y desesperarse. No dudes que se parará en apartados que a ti ya de lejos no te dicen nada (llenos de estampados o colores que no te pondrías ni loca), o tendrás que ir a tiendas que siempre has evitado por principios estéticos y donde ya sabes que no vas a encontrar nada. Perderás un tiempo precioso esperando en un probador mientras oyes la llamada de los zapatos de tus sueños que gritan desesperados porque una extraña está valorando la posibilidad de llevárselos.
Además a estas alturas tienes claro lo que quieres y no necesitas opinión. Son las rebajas y ahora sí pienso comprar lo que me apetezca sin frenos económicos ni morales, ya me he reprimido el resto del año. Porque el recuerdo de esas coacciones sigue estando fresco, aún te acuerdas y la mente lo magnifica, sobretodo si el tiempo te demuestra que dejaste pasar una oportunidad irrepetible.

6. Apoyo logístico. Esto es complicado, pero si te puedes hacer con un alma caritativa, extra caritativa, por ejemplo tu madre, para que haga la cola de caja y sujete tu abrigo mientras tú separas enloquecidamente el grano de la paja en un torbellino de montañas de ropa, será muy útil.

7. Estrategia. Disimular el ansia con cara de despiste total. ¡¡Esa es la actitud!! Recuerdo aquella vez que necesitaba dos cortinas. Ya las tenía fichadas, me había apoderado de una y estaba como loca buscando la otra. Pregunto; recibo una respuesta llena de esperanza: "¿puede que queden en aquella columna?", me abalanzo sobre el sitio en cuestión en un estado cercano a la desesperación, cuando veo por el rabillo del ojo que una mujer las tiene en sus manos valorándolas. Entonces oí una voz interior parecida a la de cierto copiloto de rallies, que me decía: "¡¡Arráncaselas, arráncaselas por Dios!!"... Entonces de repente mira alrededor indecisa (o notando un plan de puñales oculares incrustados en su espalda) y coger un vaso y mirarlo atentamente con cara de extrañeza fue todo uno. Como de estudio profundo de sus partículas y composición al tiempo que lo giras y lo observas, lo pones boca arriba y boca abajo, aprietas los labios hacia un lado en claro gesto de cálculo mental... Para demostrar que estás a lo tuyo, porque no hay mejor empujoncito para una indecisa que el que alguien muestre interés por lo que se trae entre manos.
Como al final se lo lleve, empiezas tu pacífico y benévolo año con ganas de matar a una desconocida, de desprenderle la capa superior de la epidermis... ¿Para qué coño lo querrá ella? No le pega nada...

8. Olvídate del probador. Llévate todo lo que te guste y ya en casa decides si te lo quedas. En plena batalla no eres consciente de lo que necesitas, tienes, te sienta bien... Porque por mucho que hayas planificado la noche anterior, ahora llegas y hay cosas nuevas, las que habías visto ya no están y ante ese caos no hay mente humana que piense con claridad. Ni paciencia humana que aguante las colas del probador, suficiente es ya con la de caja. Llévatelo todo y decide después.

9. Brújula. No pierdas el Norte. Recuerda, no compres tallas (¡¡ni números!!) que no sean el tuyo. No te los vas a poner, lo sabes, no cometas el mismo error. Ni el cuento de que las ganas de meterte en un pantalón una talla menos harán que adelgaces. Ese cuento de (evitar el) pan y pimiento no nos lo creemos ya. Y al final verás en ese pantalón el símbolo de tu derrota ante la báscula, tu poca fuerza de voluntad, el quiero pero no puedo... Y terminarás odiándolo.
Por lo demás, pásate por el forro (de esa falda que estás a punto de sustituir por una nueva) los bienintencionados y cortarollos consejos de comprar solo lo necesario etc. ¡¡Necesario es!! ¡¡Menuda idiotez!! ¡¡No voy a ir a comprar bolsas de aspirador, un pijama y camisetas interiores en rebajas!!

10. Derrota. Si no has encontrado nada de lo que buscabas, tranquila. Sigue intentándolo. Se hacen muchas devoluciones, regalos de Reyes que no han gustado (esto es importante en complementos como bolsos), ropa que no queda bien... Si ni con esas, yo tengo un truquillo que siempre me ha funcionado. Me voy un fin de semana a otra comunidad (la verdad es que nunca movida por las rebajas, pero sí es cierto que en Andalucía, por ejemplo,  he encontrado zapatos o vestidos que en Madrid se agotaron la primera semana en tienda y ni mucho menos llegaron a enero).


Yo entiendo y me hace mucha gracia, rallando lo entrañable, ver el 7 de enero a todas esas señoras que esperan en la puerta de "El Cortijo" para entrar a machete en cuanto abren las puertas... Me recuerda la ilusión de cuando éramos niños y casi no podíamos dormir y en cuanto abríamos un ojo y era una hora prudencial,bajábamos como endemoniados a ver qué nos habían dejado los Reyes. Esta carrerita es similar. Mismas expectativas, mismos nervios (¿qué será, será?- ¿qué quedará, quedará?), misma ilusión...

Más en glareandfaint.weebly.com

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