lunes, 7 de enero de 2013

Reflexiones enero


Reflexiones varias

Imagen
Libreta de Postalco

En un mundo ideal...

En un mundo ideal, va y se nos cumplen nuestros deseos para el 2013.
Pero hay que desear así, en abstracto: salud, dinero, amor... Y que el destino lo interprete como quiera. Al final tendrás que conformarte con lo que te mande. Lo que temes es que ocurra como cuando pedías un regalo a los Reyes. No sé los demás, pero yo especificaba per-fec-ta-men-te, cuál era el regalo que quería, y además los ponía por orden de preferencia. Para que no hubiera confusiones y facilitarles el trabajo, y porque, seamos claros, otros años habían estado despistados trayéndome algo que yo no había pedido (seguramente destinado a otro niño), y otras veces habían pecado de demasiado prácticos trayéndome cosas que tal vez necesitaba para la vida cotidiana pero que ilusión y alegría... poca. Más bien parecía un regalo para mis padres que para mí. En fins...
Esos traumas hacen que te vuelvas un poco "especialita". Si alguien quiere hacerte un regalo, que te lo haga acertadamente, para qué vamos a estar tirando el dinero unos y acumulando cosas absurdas otros, ¿no?

Últimamente y para abreviar, yo pido felicidad y guiño un ojo a quien quiera que sea que mueve los hilos y se encargue de esto. Porque, claro, felicidad no es lo mismo para todo el mundo, como bien decía mi queridísima compae:

"La buena vida no para todo el mundo es igual... A mí, por ejemplo, tener un Rolex me come el...esto, me da lo mismo, pero arreglar el coche... O comprarme un camión... Los sueños de la Lechera...".

Y porque cuanto más tiquismiquis y minucioso te pongas con lo deseado, peor se lo toma el destino que es muy puñetero y quisquilloso.
Me recuerda a esa gente que te invita, por ejemplo, a comer por algún evento, cumpleaños o lo que sea. Entonces se supone que tienes que renunciar a lo que te apetezca y decir: "Me da igual, lo que tú pidas". O te van a regalar algo y dices: "Ok, pues cualquier pulsera". NO. ¿Para qué tener una pulsera que no me voy a poner pudiendo elegir la que me gusta?. Pero si te pones en plan decidida de lo que quieres y dispuesta a elegir, pues el otro se pone divino y parece que hasta le da coraje hacerte el regalo, y encima adquiere esa actitud de  "te estoy perdonando la vida": "encima de mi generosidad, te pones exigente". Pero precisamente, ya que te vas a gastar la pasta, ¿no? Y si no, plántate con el regalo que te dé la gana y listo. O no sé, a lo mejor yo estoy mal de la cabeza.

Está muy bien que ofrezcas algo, pero a lo mejor ese algo concreto no es lo que me gusta a mí... Y hay que comprenderlo y respetarlo. Porque no todos tenemos los mismos gustos. Por ejemplo, yo le pegaría fuego a todas las fábricas de Crocs. ¡¡No he visto "calzado" tan horrible jamás!! Podrá ser cómodo, podrá ser... creo que ya no hay más argumentos a favor. Ni los médicos, ¡¡que no!!. Prefiero aquel calzado tipo zueco de color blanco con agujerillos, de pinta poco higiénica (porque en lo estético ni nos metemos) y que quedaban con la bata verde pino un poco de aquella manera... Ya es bastante desagradable toda visita a un Hospital, como para encima tener que ser atendido por un individuo ataviado con unas Crocs. Por no hablar de la pérdida inmediata de credibilidad y/o dignidad del sujeto. Pero si algún día voy con mi sobrina a comprarle unos zapatitos monísimos y ella me dice que prefiere unas Crocs, pues se las compraré y ¡Santas Pascuas! No veo dónde está el problema o la ofensa...

Pues los regalos tienes ese doble fino, al que va de magnánimo, de repente le sale la vena mezquina. (Pero, ojo, no todo el mundo tiene esta actitud a la hora de regalar. Son esos detalles que hacen que vayas clasificando a la gente).

Con el destino (voy a llamar así a esa fuerza exterior a la que van destinada nuestros deseos. Porque, por cierto, ¿habéis pensado, cuándo pedís vuestros deseos, a quién os dirigís?) pasa igual. No hay que ponerse meticulosa a la hora de pedir un deseo.

Si no pides trabajo, sino ESE trabajo al que has mandado el CV y te han hecho la entrevista y en el que ya te ves dándolo todo, pues ponte en que te sale porque el destino (o Bob Esponja, nuestros creadores extraterrestres o quien quiere que sea) decide ser obediente y hacerte caso para darte una lección. Seguro que antes de un mes ya te estás arrepintiendo porque no haces las funciones que te dijeron, es un trabajo por debajo de tus posibilidades, haces un poco de chica para todo, tus compañeros son lo peor y acabas prácticamente con depresión.
Imagen
Las peticiones de Buda. Wang Qingson
Que pides volver con fulano. Venga, se alinean los astros y volvéis. Pues termina siendo como siempre o incluso peor. Mismos detalles y experiencias que te hicieron en su día (muy sabia y dignamente) dejarlo con él, pero elevadas al cuadrado. O experiencias nuevas y aciagas: te pone los cuernos, se va con otra, dejándote con una hipoteca y sin un jandón, porque gana en negro y ante el juez no tiene ingresos o cualquier otra jugarreta del destino. O que simplemente te quedes más pillada y jodida que antes, que tampoco hay que ponerse tremendistas, aunque la realidad siempre supere la ficción. Y entonas la conocida frase: "quién me mandaría a mí...".

Que te toque la lotería. Sí, y pierdes el billete o te pasa como a los de esa película que acaba con toda la familia jodida y puteándose...

La casa supermaravillosa que tienes fichada. Y a los dos meses de comprarla te quedas sin curro y los gastos se convierten en tu peor pesadilla.

Aprobar el examen de conducir. Y sí, lo apruebas, pero después de 4 convocatorias. ¡¡No, no, que lo apruebe el día 15!! Y lo apruebas y a los dos días le das un golpecito que queda para el arrastre. Ahora tienes carnet pero no coche.

Todo tiene un lado oscuro. TODO. Vemos la felicidad como un puerto al que se llega y hala, te olvidas de todo. Y la felicidad hay que construirla todos lo días. Una lucha, vamos.

Así que ya tengo aprendido que no hay que presionar al destino. Como yo he sido pedigüeña desde mi más tierna infancia, no me limito a pedir deseos en temporada (véase Nochevieja y antes de soplar la vela del cumpleaños), ni en momentos específicos (véase al paso de una estrella fugaz o adivinando en qué lado de la cara te ha caído la pestaña).
Hubo una vez que mis pestañas se quedaron en su sitio, no estábamos en época de estrellas fugaces, ni en temporada de deseos y yo necesitaba una mediación de la Providencia (el destino o lo que sea) rapidita y además para una gilipollez. Bueno, para mí en ese momento era muy importante, obviamente, no voy a meter cizaña encima diciendo que lo que pedí era una chorrada...
Bueno lo que quería con esas prisas y ardentías es lo que se suele querer en estos casos, que me llamara fulanito.
Así que habiendo pasado ya mi cumpleaños y lejos de Nochevieja me puse a investigar otros métodos de persuasión y llamada de atención sobre mi problema particular. Una amiga trajo la solución. Un "conjuro" sencillito, que era lo que yo quería porque tampoco me iba a poner a comprar velas de colores, especias imposibles ni esperar demasiado tiempo. Quería algo sencillo, barato y rápido. Porque lo que quería obtener era también así, una simple llamada. Claro que nunca quieres una simple llamada, quieres todo lo que "normalmente" mueve a alguien a hacer esa simple llamada. Que tenga ganas de verte, un interés genuino y amoroso en ti, etc

Había que hacer lo siguiente:
Coger un pedazo de papel, escribir su nombre y apellidos un par de veces formando un círculo y pensando intensamente en esa persona. Y a continuación, sin dejar de pensarle, clavar una aguja en el centro del papel y poner el resultado cerca del teléfono. Antes de que pasaran 5 días, tendrías la ansiada llamada.

Bueno, pues parecerá una estupidez, pero me llamó a los tres días. Un mensajito para ver si nos veíamos. Realmente eufórica, no lo podía creer. Pero al final no le vi  por diferentes circunstancias. Y volví a hacer el conjuro, y se volvió a poner en contacto conmigo y otra vez no pudimos quedar. Todo esto en medio de una tormenta de lexatines, noches en vela, tabaco, nervios, tensión, pérdida de papeles, etc

Lo que me hizo recordar aquello que decía mi abuelo de "ten cuidado con lo que deseas...". Pero con el sentido de: lo que desees deséalo bien y detalladamente: que me llame para quedar y que quedemos. Pero ya son dos deseos. Porque si deseo "verle", esto el destino que es muy puñetero lo puede interpretar como verle a través de la ventana del autobús mientras camina por la calle, en una foto que acaba de subir a facebook ... Por tanto, el deseo sería encontrármelo. Entonces te lo plantará delante de tus narices y de la mano de una chica, o con mucha prisa... Claramente, verle le has visto pero no te ha servido de nada. Pues deseo que quedemos, y entonces queda contigo para pedirte un favor o para comentarte por qué ya no está interesado en ti. Que piense en mí, vale, y puede pensar en ti pero no te llama porque piensa que tú pasas o está mosqueado por algo. Que se vuelva loco por ti, peor, con eso no vas a conseguir que te llame por lo mismo comentado antes. Aunque todo esto es una idiotez. Si a un tío le apetece verte, hará por dónde, no te quepa duda. No se para a pensar mucho, va y te llama. Eso sí, si no está pendiente de ti, si queda en llamar y no lo hace...si empieza a hacer cosas raras y te acuerdas de los misterios de las catedrales y de que este tío no tiene nada que envidiarles... olvídate de él de inmediato, le importas tres pepinos.
Imagen
De lo que sacamos la conclusión de que lo mejor es que las cosas pasen por sí solas y dejarnos de deseos que no sirven para nada porque al destino no le gusta que le metan prisa. Y si te pones flamenca e intransigente, se las buscará para darte con tu deseo en las narices y arrepentirte de haberlo deseado.
Y porque tu opinión, normalmente, le importa tres carajos, por decirlo finamente.
Imagen
Así que hay que tirar de la socorrida (porque está muy a mano, y porque viene a socorrerte) frase: "Es que no estaba para ti". Y ya está.
En realidad es mejor que no me ocurra, mi angelito de la guarda  se encarga de preservarme y protegerme de mis deseos. Pobrecillo, haberle tocado yo en suerte... ¡Porque hay que ver lo que le hago sudar la túnica! Sospecho que no le doy un respiro.

Pero hay veces que no te conformas, ¡coño!, que te dejen demostrarles que no siempre tiene que tener razón y porque además quieres eso, eso, ahora mismo, y luego ya se verá... Aunque te termines cagando en la puta y diciéndote: "¿No querías caldo?. ¡Pues toma dos tazas!".
Y otra vez: Cuidado con lo que deseas que se puede convertir en realidad.
Si quieres divertir a Dios, cuéntale tus planes.

Así que hay que desear en abstracto: salud, dinero, amor...
Pero si estás muy empecinado en algo, pídelo: Que me salga este proyecto y pueda abrir mi tiendecita. Y al final lo mismo acabas echando el cierre y con más trampas que un pajarero. Pero, ¿quién te dice que no conseguirlo habría sido mejor?. Lo mismo te hubieras embarcado en un proyecto más a tu alcance y habrías salido peor parada.

Entonces, como no se sabe si lo que deseamos va a ser mejor que lo que nos ocurra sin desear nada, pues vayamos por la vida deseando lo que nos apetezca y sin miedos. O hagamos como los budistas y arranquemos de nosotros el deseo de una vez (como si fuera así de fácil, pero hay que ir entrenándose). Porque, como decía aquel, nos pasamos la vida esperando que pase algo y lo único que pasa es la vida.

Así que: Carpe Diem!! y Carpe Noctem!! Carpe que te Carpe...
Poneos finos y las botas mientras podáis,
aprovechad cada momento como si fuera el último, (pues veloz el tiempo vuela),
 cuando estés disfrutando, (esta flor que hoy admiráis)  vívelo como si no hubiera un futuro,
 (mañana aparecerá muerta) y que te quiten lo bailao...

Vivimos en una época en la que no hay reglas, todos los patrones en los que nos refugiábamos se han caído y nos han dejado a la intemperie, desnudos. ya no hay un hogar. Todo es un caos, está más disparatado que nunca, la hormiga se mata a trabajar para que le quiten la pensión en una crisis económica y la cigarra cuelga un vídeo en youtube haciendo el capullo y de un día para otro caga pasta...
Sigue tus objetivos y no los de otro. Para ello ponte a aclarar cuáles son tus objetivos y lo que se te da bien. Otro lugar común. No todos han tenido siempre clara su vocación, muchos seguimos con la gabardina y la lupa...
Que todo es cuestión de suerte... ésa es mi conclusión. No es la primera vez que llego a ella. De estar en el momento adecuado en el lugar preciso. Una manera rimbombante de decir lo mismo. Porque si consigues estar en esa situación, procura que no te pille cazando moscas o no dirás la parida adecuada que encantará a la persona apropiada y hará que te quiera dar la oportunidad de tu vida. O lo mismo sí tienes que estar muy calladito por eso de que "es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y confirmarlo".
Intenta ser tú mismo, o el cúmulo de contradicciones que se supone que eres hoy, mañana ya veremos.
Y sobretodo muévete. Y cuando te canses y te des por vencido, antes de cortarte las venas, enrólate en una ONG y lárgate adonde te manden, procura serle útil a alguien... Seguramente al forrado que está detrás de la organización... Pero también a las personas con la que compartas penurias, día a día, apoyo... ¡Y ojo que lo de trabajar para una ONG ya no es tan fácil!
Rápate el pelo, enfúndate una túnica azafrán y lánzate a conocer el subconsciente, perdida en un monasterio en el fin del mundo...
Busca una salida... que será la entrada para verte tú a saber dónde.
Y sobre todo insiste, insiste... ¡¡y cree en tu suerte!!
Imagen

No hay comentarios:

Publicar un comentario