lunes, 7 de enero de 2013

Edito agosto


AGOSTO

Edito


Colorines y carreteras.

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Kuchibiru (Red), 2007, Daido Moriyama
Mediados de agosto, 4 de la tarde, algún lugar del sur de España, en plena ola de calor. Pensamiento ad hoc: "que pase por Dios ya el verano", pensamiento siguiente: "con las ganas de calor que tenía hace un mes, desear que venga el fresco es desear que venga el otoño y por tanto, adiós a las buenas temperaturas por lo menos durante 6 meses". Sensación resultante: arrepentimiento de lo deseado. Momento utópico: "podría ser un verano más suave para no desear desesperada que pase cuanto antes". Pensamiento absurdo: "sería genial que se alternaran dos meses de frío y dos de calor". Colofón realista: "Podría dejar de pensar chorradas y dormir la siesta de una vez y despertarme en un par de horas cuando lo peor ya haya pasado". Vuelta en la cama, hacia el lado fresco del colchón.

Este agosto lo hemos dedicado al color. Colores intensos, vivos y mezclados entre sí. En moda, belleza y arte, presentamos aquellos creadores que le dan importancia al pantone y que no tienen miedo a combinarlos, de hecho, lo han convertido en su punto fuerte, su apuesta. Meadham Kirchhoff, en Moda, utilizando todos los colores imaginables, en versiones más vivas o declinándolos en cada uno de sus matices para una misma prenda o estilismo. O el mismo tono de arriba abajo. Impresionante el vestido amarillo de Elie Saab o el total blue de Kenzo.
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Elie Saab
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Kenzo
Lucy Bridge en Belleza, conjugando cabello y maquillaje en tonos imposibles: azul, naranja fuego, amarillo... Muy buscada para impactantes producciones de moda, nos quedamos con un maquillaje de ojos más discreto y "ponible", pero con mucho color. Así como en el pelo, para todas aquellas que se atrevan a dar el cambio, y la nota, ofrecemos lo último que se ha visto para llevarlo llamativo. El rey es el rosa, pero, para gustos, los colores o multicolores. 
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En Living, sugerimos dar un twist a tu casa sin grandes cambios en pintura o muebles. Pequeños detalles decorativos, electrodomésticos o accesorios elegidos a todo color, dan un toque a aquellos espacios ya un poco pasados. Queda perfecto para los que fueron concebidos en su día bajo el minimalismo del total white, las que sucumbieron al aire gótico con estancias oscuras, las modernas con su toque retro y genial en ambientes clásicos. Se acabó la uniformidad y limitarse a un sólo estilo. Dale personalidad a tu hogar adquiriendo objetos llenos de color: velas, cortinas, colchas, cojines, alfombras, lámparas, ceniceros... Si te sientes creativa, atrévete con las paredes o la fachada (eso sí, ¡que sea compatible con el entorno!)

En Reflexiones literarias elegimos las de un libro perfecto para esta época de emigraciones, paro, de búsqueda lejos del hogar de una oportunidad, de desesperación: Las uvas de la ira de John Steinbeck.

Y en Arte, los maestros del color. En Miscelánea están elegidos aquellos que han hecho uso del arcoiris para sus obras. Impactante el hiperrealismo de las pinturas del californiano Jeff Ramírez y cómo representa el brillo, tacto y arrugas de los tejidos, el reflejo del agua o las líneas de la palma de una mano. Impresionantes los collages de Sara Cwynar, artista canadiense obsesionada con el color de los objetos. Inquietantes y atrayentes las imágenes de Philip-Lorca diCorcia. Este fotógrafo estadounidense combina perfectamente decorados cinematográficos llenos de referencias publicitarias con la imagen de personas en actitudes convencionales, como cogidos por sorpresa, mostrando la psicología de cada uno de ellos y sus emociones.

Y por supuesto no podía faltar una gran artista del color, la japonesa Yayoi Kusama. Conocida por sus composiciones con círculos de colores. Una de mis obras preferidas es esta composición llamada Love Forever.
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Love forever, 1994, Yayoi Kusama
La vida está llena de misterios, y los seres humanos siempre queremos saber más. La vida es como una ametralladora que hace tanto ruido que te impide descubrir lo que se esconde detrás de las cosas. (David Lynch)

Es el sentimiento cuando estás enamorada, in love, y es tan intenso...forever. Psicológicamente te sientes metido en una habitación llena de luces, de un excluyente y aislante rojo, donde no puedes pensar, sólo estar maravillada por el color que te invade, por la multitud de brillos, consciente de la pérdida de objetividad y perspectiva. Una gradual inmersión y sumisión de la razón a los sentimientos. Las impresiones exageradas dentro de esa habitación roja en la que la inmensidad y la agresividad de la invasión del color te impide apreciar o pensar en cualquier cosa que se acerque a lo cotidiano, a lo real. Pero tampoco quieres. Sólo sientes. Maravillada al principio entre esas cuatro paredes de pasillos infinitos y repetitivos, asustada y suspicaz después, consciente de vivir en una obsesión pero incapaz de, y negándote a, pisar tierra, a salir de la estancia. Vas perdiendo contacto con la realidad. Despegando. Hay avisos con ciertos momentos de lucidez, pero cuando intentas coger el hilo de esa idea para desarrollarla todo se vuelve confuso.
Pero, ¿acaso puedes hacer algo que no sea dejarte llevar y vivirlo todo intensamente? Claro que puedes, y quieres, pero cuando decides dar marcha atrás...te tienen pillado. Cito de nuevo a Robert Stone:

Era como tomar semillas de Gloria de la mañana. Al principio la cosa no está mal y crees que puedes tomar las que quieras, al cabo de un rato es lo peor del mundo. Cuando empieza, piensas, bueno, estas cosas ya me han pasado antes, pero antes de que te des cuenta, te tienen pillado.

Así es, vas controlando la situación, tus sentimientos, no dejas tus aficiones ni de ver a tus amigos, ni de salir y entrar, procurando respetar tu vida y que sea lo más parecido posible a antes de la entrada en escena de Míster X, que no nos vamos a volver locos y tampoco me gusta tanto. Y te vas metiendo en la habitación roja con sus muchos pasillos rojos llenos de lucecitas parpadeantes que te gustan, te llaman, cada vez más adentro, cada vez más profundo, cada vez más lejos... Hasta que llega un momento, siempre con mucha perplejidad y asombro, en el que te coscas de que estás, eso, pillado. Perdido.
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Y ahí estás, a toda velocidad, a expensas de tus emociones, sintiendo vértigo, entre divertida y asustada, procurando mantener la cabeza fría y controlar. Ser objetiva y no dejarte llevar por la locura. Que sea lo que Dios quiera y que te pille confesao
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Y a volvernos locos, y a vivir, y a disfrutar a tope. Claro que no es fácil que llegue ese alguien, pero no hay que desesperar. Si toca época de sequía, ¡aguanta!  Como sea y a base de lo que sea, busca tu sustituto, tu placebo, tu eufemismo.
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Nada de volver a historias pasadas (a intentarlas más bien), ni melancolías, ni qué verde era mi valle. No lo era, por eso se secó.
Ni tampoco te amarres a lo primero que pase si no te convence o llevada por el síndrome Gran Hermano, es decir, quedarte con el que esté libre, interesado y sea más interesante (por eliminación) de tus allegados.
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Pero, claro, no es fácil. Sin ir más lejos, yo llevo meses pensando en ir a donde sé que va a estar para hacerme la encontradiza. ¿Con qué fin? Con el de hacer el ridículo, que se vean las intenciones y que sepa que no lo tienes superado, que aún te importa. ¡Papelón! Pero ¿realmente te importa?, ¿volverías con él? Seguramente no. ¿O te dices que no porque sabes que no hay posibilidad? ¿O sabes que repasando cómo estabais no volverías ni de coña, que tampoco te gustaba ni encajaba contigo? Y entonces, ¿por qué sigues pensando en él? Porque estás aburrida. Si no estuvieras aburrida, ¿irías a verle? No. Pero el caso es que estás aburrida y te apetece introducir un elemento controvertido y agitador en las vidas ajenas.
¿Qué es lo que quieres? No sé, ver qué pasa. Pero, ¿tendrás que ir con una idea de qué quieres conseguir?, ¡irás para algo!, con algún fin, por alguna causa.
Y se te ocurren mil causas y mil fines de los que una vez analizados te das cuenta de que ni te importan ni son totalmente ciertos ni tampoco mentira, que pueden convivir unos con otros sin anularse, o anularse todos, o quedar uno... Y como todo es un caos, necesitas sembrarlo para que de ello salga algo claro. Y sólo sabes que te apetece ir a la aventura. Que puede ir muy bien, o muy mal, o no pasar nada.

Hago que el mar  se encrespe. Logro que la jungla arda. Soy una mala influencia.
 Marlene Dietricht

Entonces, si te cuadra y se presenta la ocasión, irás. Y no vas a buscarle un sentido a lo que hagas porque sólo sabes que te apetece aunque no debería, y es porque ¿tal vez es una intuición?, ¿o cabezonería?
Y de aquí viene que Jim Morrison y su cita sobre el caos sea nuestra frase del mes. Porque no podemos explicar por qué hacemos las cosas ni vamos a dejar de hacerlas porque no gocen de explicación y cierta coherencia. Porque da lo mismo que sea muy tarde, o muy temprano, o venga a cuento, o ya esté pasado. Porque en realidad eso es así en función del momento en el que esté la otra parte, y en función del resultado. Y porque por mucho que piense cada uno, no van a saber qué es lo que te mueve. Y porque qué más da lo que piensen. Así que aunque no tenga sentido y sea una idiotez, si te apetece, a por ello. Y deja de buscar explicaciones y justificaciones y razones y lógicas. Déjate llevar también por los sinsentidos, puede que tengan resultados maravillosos.

Y si va mal, ante la inevitable pregunta de tus confesores y amigos: ¿por qué has ido? , ¿para qué?.
Pues simplemente, porque me lo pedía el cuerpo. La ocasión se puso a tiro y me apeteció. ¿Hacen falta más explicaciones, más causas, más motivos?
Vamos, hombre, tanto razonamiento, ¡ni que fuéramos Descartes discutiendo del método! En la vida no hay método, sólo palos de ciego... y mucho garrote vil.
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