lunes, 7 de enero de 2013

El hombre y el traje, el traje y el hombre


El hombre y el traje, el traje y el hombre.

Retomo la idea expuesta anteriormente, decía:

...¿por qué todos los tíos se crecen y piensan que por ponerse una chaqueta ya van produciendo desmayos entre las féminas que tienen la tre-men-da suerte de cruzarse con ellos? De verdad que qué equivocados están algunos, y me voy a explayar en este punto en el siguiente artículo...
A ello voy.
Lisa y llanamente: porque seas del género masculino y te pongas un traje de chaqueta ni eres más importante, ni estás irresistible, ni adquieres un aura de elegancia instantánea. Puedes parecer más patán, cutre, idiota y irrisorio que con tu vestimenta habitual, así que ándate con ojo que a los demás no nos pasa desapercibido, y menos a una fémina que vivimos entre ropa, ¡por favor!

El hombre, cuando se pone traje por pimera vez, suele ser porque va a la fiesta de Nochevieja o a una boda. Ya en esos eventos se ven semblantes engolados, orgullosos y engreídos. Se les pone cara de seriedad inmediata y andares de galán de telenovela cutre, mano en el botón de la chaqueta incluida. Pero son jóvenes y tiene un pase. Somos como monos, imitamos comportamientos, conductas, y a falta de algo mejor, nos fijamos en la publicidad. Por favor, no emules a Antonio Banderas y su caminar por el anuncio de Diavolo, hay que fijarse en qué prototipos a seguir elegimos. Mejor no escoger ninguno. Apaga la tele, cierra los periódicos y las revistas, ¡es urgentísimo!
Gracia aparte me hacen ese grupo de pringados que porque van de viaje de empresa por primera vez o porque acaban de entrar en un curro y tienen comida con algún cliente, nos hacen sufrir en nuestras rutinas su primera experiencia dentro de un traje. Los ves entrar en el restaurante, muy derechos pero claramente pendientes de si levantan miradas o no, y se puede tocar, casi hasta mascar, un sentimiento de importancia, orgullo, vanidad y, fingida pero necesaria, seriedad que da mucha pena. Se nota perfectamente cuando alguien está acostumbrado a llevar traje o no. Y se nota perfectamente (y perfectamente es perfectamente) cuando el traje es de buena calidad o el típico acrílico con mal corte. Ídem para la camisa. Ídem para la corbata. Ídem para los zapatos. Ídem para los calcetines y su altura. Ídem para el resto de detalles tipo gemelos, pañuelo, posible pajarita, combinación con prendas de abrigo...
Un signo distintivo de que no sueles llevar traje (si obviamos el poco dinero que te has gastado en él, en que tiene pinta de haber vivido varias bodas, lo mal que lo llevas y lo peor que te queda) reside en los zapatos que te pongas. No vale cualquier zapato y no vale cualquier color. En cuanto hay discordancia, ya tenemos a un patán disfrazado. Aunque repito, no hace falta mirar a los pies para saberlo.
Ciertos tíos, en cuanto se enfundan el traje andan de otra manera, se ponen derechos, cambian el tono de voz, les entra prisa, adquieren cara y ademanes de hombre importante y muy ocupado, seriedad, una absurda e injustificada seguridad en ellos mismos que les lleva a hacer comentarios que serán cortados de raíz de inmediato si se cruzan en mi camino. A ver, porque lleves traje no estás más guapo, no tienes pasta, ni eres interesante... Yo el único cambio que veo es el aumento de la estupidez barnizado de vanidad. Y hay algo un poco peor que un ser vanidoso, y es que además seas hombre. Pasas a ser totalmente ridículo.

Tampoco entiendo a aquellos que se la ponen para ir a todos sitios para sentirse seguros, irresistibles (más casos de vanidad). No olvidaré cierta ocasión en la que quedé para tomar un cóctel con un nota que se plantó con un traje maravilloso, todo hay que decirlo, camisa incluida, pero que estaba totalmente fuera de lugar. No me ha pasado a menudo porque los hombres suelen pecar más bien de descuidados que de elegantes, pero a éste se le fue la mano en lo último y me hizo sentir vergüenza ajena. Estaba bastante ridículo.

Tampoco puedo con esos que van de arrastrados por la vida y que no se pondrían un traje ni de lejos, ni siquiera si la ocasión lo requiere, como si fuera en contra de sus principios. Ya hay que ser también subnormal. Si tienes una boda y requiere traje pues te lo pones y punto. Si es una fiesta de graduación, cierto evento de etiqueta... Donde sea necesario el traje, póntelo. No hay cosa más absurda que ser reivindicativo y mostrar tu personalidad "contracorriente" que con la vestimenta.
A cada cosa, lo suyo. El estilo de todas formas, está claro que no se aprende. Y no sólo es muy obvio entre las mujeres. En los hombres es hasta casi más evidente, ellos como van de que no tienen ni idea y no están para esas tonterías, parece que se les perdona. Y de eso nada. Cuando se enfrentan al traje sale una parte de su personalidad que posiblemente desconozcas. Si lo lleva con naturalidad, estilo y tiene idea y personalidad propia... ¡Date con un canto en los dientes!
Imagen

No hay comentarios:

Publicar un comentario