miércoles, 2 de enero de 2013

Edito mayo


MAYO

Edito

Imagen
Michael Molloy

Lady hipster



Hasta el primaveral rododendro de tanta lluvia, frío y viento. Cuando llega mayo ya estamos necesitados de los rayos de sol, calor, luz, flores y, claro, los insectos, el polen, las alergias, estornudos, picor de ojos, etc. Pero todo no se puede tener, eso ya está bastante asumido a estas alturas de la película y, qué quieres que te diga, antihistamínico al canto y ¡a funcionar! Con la luz y el buen tiempo viene el nervio por idear planes, salir a la calle, explorar las terrazas, hacer deporte, cuidarnos, comer sano, apetecen zumos y frutas, nos llenamos de energía... Ni este periodo de primas y crisis puede frenarnos, porque tal vez sean tiempos oscuros en algunos ámbitos pero aquí sigue brillando el sol y nada ni nadie puede evitar que salgamos a disfrutarlo a tope, hacer vida en la calle, juntarnos, reírnos y recuperar la ilusión por las cosas, activando la imaginación. Porque no tendremos un euro pero como decía la canción: "Con dinero y sin dinero, hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley...". Simplemente habrá que replantearse la manera de disfrutar, deteniéndonos en las pequeñas cosas y explorando algunas nuevas, con espíritu curioso y alegre.

De momento, el simple gesto de poder enterrar botas, zapatos y calcetines ya supone una gran felicidad. Para mí el mayor símbolo de libertad es la imagen de unos pies (los míos) descalzos: ni estatuas, ni antorchas, ni coronas de siete puntas... Poder ir descalza por la vida hace que me sienta libre.
Otra es no depender del abrigo y demás ropa contra el frío. Cuerpos al aire y todo el día en camisetilla por casa. Dormir con la ventana abierta, despertarse con los pájaros y la luz matutina, poco a poco, al mismo tiempo que el día.

Renovar el armario, lo que no necesariamente implica abrir el monedero. Para evitar gastos innecesarios hazte hipster. El estilo de esta tribu urbana se basa en recuperar cosas de antaño y mezclarlas con otras de más antaño todavía junto a las nuevas adquisiciones. Ahora está demodé ir con todo nuevecito y recién comprado, es fundamental llevar algo de tu madre, de tu abuela o de tu época del instituto. Moda o necesidad, ¡qué importa! Por ejemplo, esta temporada en las pasarelas se ha visto el estilo lady con faldas plisadas, vestidos, largo por la rodilla, flores, colores pastel, peinados retro de ondas cuidadas e impecables, maquillajes aniñados, pestañas postizas... Entre naif y preppy. Pues a este exceso de feminidad cada una le añade su toque personal con detalles que contradigan un poco el look por la vertiente que más le guste. El resultado ya no es tan lady ni tan previsible y pueden salir unas mezclas bastante divertidas. Una buena manera de reírse de una misma es ir hecha un cuadro por la calle y notar las miradas alucinadas de los demás. Yo en esto soy una experta y no porque me caliente mucho la cabeza con el estilismo, sino más bien por todo lo contrario; porque voy con lo primero que pillo, y en pleno ataque de comodidad al que añado el lema: "¿y qué más da?", sumado con el acicate: "si van a a ser cinco minutos", me planto en mitad de la calle con lo que lleve puesto en ese momento, que, dicho sea de paso, nunca ha sido un vaquero que conserve todas sus costuras, una camiseta por la que no se vea a trasluz o un jersey sin unos graciosos agujerillos, marca de los colmillos del perro de mi hermana.
Imagen
Pues hallábame yo, en una de estas ocasiones de vida tranquila y hogareña, con unos deportivos y acogedores calcetines blancos que, casualidades de la vida, terminaron emparentados con unos zapatos castellanos. Fui consciente de que salía de esa guisa y tuve un momento de ficticia duda, pero en seguida vino en mi ayuda la tercera frase-aliciente: "seguro que nadie se da cuenta". Pero eso no necesariamente tiene que ser siempre así. Me fui a hacer mis gestiones y a nadie, NADIE, le pasó desapercibido. Ese toque blanco parecía deslumbrar y herir las retinas de muchos de los transeúntes que me miraban horrorizados inmediatamente a la cara con expresión de no dar crédito y como deseando que mis facciones les sacaran de este "error". Tal vez si hubiera sido una señora mayor, de otra etnia o estuviera herida, mentalmente hubieran encontrado una justificación y paz en su esquema mental y habrían seguido a sus asuntos. Pero, por suerte o por desgracia, yo no doy ninguno de esos perfiles por lo que el descuadre era evidente.
Aviso a amantes o futuros usuarios de este look: sigue llamando la atención y creo que no termina de aceptarse el mix. Hasta un tipo con una furgoneta se paró para mirarme y no parecía que él fuera Tom Ford precisamente.
No sé si me podría calificar como ejemplo hipster, pero para eso tenemos a Lana del Rey. A primera vista llama la atención su estilo niña bien, cuidado y algo retro, pero poco a poco te vas fijando en los detalles kitsch: uñas infinitas, enorme bisutería dorada estilo bling-bling, más propia de una musa rapera del Bronx que del rollo bucles, florecitas y cara de no haber roto un plato que nos ofrece.  
Imagen
Lana del Rey
Imagen
Dorothy. Fab Ciraolo
Imagen
Imagen
Hipsters por Fab Ciraolo.
A buscar esta primavera los colores pastel y empolvados. Piensa en los españoles suspiros de modistilla o más conocidos macarons de Ladurèe para dar con el tono de la temporada. Tanto en ropa como en maquillaje se llevan las tonalidades suaves, dulces, comestibles.
Imagen
Imagen
"Pastels Cats" por Tim Walker
Imagen
Peonías

Y por supuesto flores y más flores para no desentonar con la estación en la que estamos deseando fundirnos. Celebraremos la primavera imitándola. Estampada o bordada en la ropa, prendida del pelo, acaparando los complementos... hasta en los zapatos, vamos por la vida como si fuéramos un jardín andante.
Imagen
Lacroix Alta Costura 1996
Imagen
Comme des Garçons
Picture
Alexander McQueen
Imagen
Celine Resort
Imagen
Rodarte
Imagen
Dolce & Gabbana 2012
Imagen
valentino Resort 2013
Y en actitud, en lo personal, pues en pleno proceso de soltar lastres, eliminar lo que nos sobra, aceptar lo que hemos decidido y no pensar demasiado porque de qué sirve pensar tanto. Vamos por la vida con el mandamiento:

CADA COSA TIENE LA IMPORTANCIA QUE TÚ LE QUIERAS DAR

Y añadiendo a cada frase categórica: "O no...". Cuestionando lugares comunes, "verdades" aceptadas, dogmas alienantes.

Contra las restricciones, el fanatismo por la ausencia de límites.
Contra el igualitarismo, la jerarquía.
Contra las espinacas, los caracoles
.
(Salvador Dalí).

No pensar demasiado y tumbarnos "a verlas venir" en cómoda postura de "aquí me las dén toas", para observar tranquilamente cómo se van desarrollando los acontecimientos. Seguro que vienen Funtimes (y funny times también) y aunque no estamos en plan Heartbreakers, (por cosas de épocas, miradas de tuertos, espejos rotos hace espero que cerca de siete años, ruedas de la fortuna, karmas, suerte o lo que quiera que sea), supongo que volverán las golondrinas a mi balcón sus nidos a colgar, etc. Y si no, pues que lo pongan en otro lado porque hay que ver qué romántico y bello queda el nido en tu balcón los cinco primeros minutos y lo sucio y la tarea que te da todo el rato.
Al principio vienen los pajarillos y te hace gracia e ilusión, fíjate, que hayan ido a elegir mi balcón, qué casualidad, cuando yo no lo tenía ni mucho menos preparado para que anidara ningún pájaro (o pajarraco). Es posible incluso que hubiera alguna plumilla y restos de alpiste de un visitante anterior, que no estuviera lo suficientemente limpio, porque, sí, hay que tenerlo todo impecable por si viene alguien nuevo, pero si no te ha dado tiempo o no has querido ponerte a ello con la largamente demostrada inútil estrategia de no mirar a ver si desaparece por arte de birlibirloque, pues si llega de repente un pajarillo no te pones a hacer extraños ni espantadas porque, oye, pues tampoco vives en un palomar y lo mismo le asustas y se va a otro balcón y no todos los días viene un ave con su ramita en la boca a colocar su nido. Además, y esto es lo mejor de todo, tú vas a hacer tu vida como si el pájaro no estuviera ahí y no le vas a coger cariño y cuando emigre te va a dar lo mismo, jejejejeje.... jejejejejeje, de verdad, hija, pareces nueva.
¡Qué gracioso, con su ramita! Pero luego esa ramita crece y se convierte en un buen palo. (O no...) Y entre el beneficio de la duda y lo de que la esperanza es lo último que se pierde, pues nada, dejas que poco a poco vaya construyendo su nido, acomodándose, te acostumbras a su cántico, a verle ahí, a que dé con el ala en el cristal, y te adaptas a su gorjeo, y es un contínuo va y ven y te despista de lo que te tienes (o crees y has decidido que te tienes) que centrar y mira, de momento, "Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy". Ya tendré nidos en otra ocasión. De momento estamos limpiando las ramitas y las cagadas (nunca mejor dicho) que ha dejado el anterior.
Una lágrima azul, qué divertido. Mírala. No estemos tristes. No sé si esto es el final. Te quiero, H, pero me alejo de ti para reconstruir los sueños, para reconstruirme yo misma, lo que he perdido: el éxtasis (...). Y no nos pongamos tristes. Quizá mi poder sea más fuerte que el tuyo, el tuyo para matar la vida. Me voy a buscar la vida que tú tan extrañamente has devorado con tus odios, rechazos y renuncias.
(Fuego, Anais Nin)

Tokio, California Wives          
http://www.youtube.com/watch?v=nMJbIqEnwqQ



Imagen
Fotografía de Mark Steinmetz
Imagen
Y venga, sí, dejar a alguien es fácil, pero es como llegar a la fama: cuesta mantenerse. Porque un día estás muy convencida y contenta de la decisión que has tomado, orgullosa de ti misma porque era lo único que podías hacer, mejor sola que deficientemente acompañada, y dar la patada Charlot antes de que te la den a ti porque no soporto que las cosas vayan degenerando, empeorando, perdiéndose la ilusión y entrando en la rutina y el hastío. En cuanto sospecho que ha llegado ese momento: ancha es Castilla. Pero luego vienen las dudas, dudas, dudas, dudas. Y aunque me presento todo objetivamente y sé que he tomado la mejor decisión, también tengo otros momentos en los que:


... y de pronto -aguda, terriblemente-, echó en falta sus ansias locas, sus excesos y sus accesos, su inocencia. Acababa de entrar en acción algún mecanismo, y la cabeza de Denise se había convertido en una pantalla pasiva en la cual se proyectaba una película con el resumen de todas las excelencias de la persona a quien había apartado de sí. Ahora le volvían a gustar hasta los más nimios hábitos y gestos y señas distintivas de Robin.
(Las correcciones, Jonathan Franzen).  

Recaídas, nostalgia, melancolía, saudade, saudade, saudade... Y ese puto pellizco en el estómago cuando visualizas mentalmente su cara, y en vez de agitar el llamador de ángeles y mandar tanta sensación inútil y dolorosa a tomar viento fresco antes de que se apodere de ti, y controlar tu mente y dirigir tus pensamientos a otra cosa, pues te recreas en esa sensación de echar de menos olvidando todas las pruebas objetivas (sí, todos esos argumentos razonados y más que conocidos y repasados en mente que te hicieron tomar esa decisión y que, enumerados otra vez, harían que te cabrearas por seguir queriendo estar con él e incluso ¡por no haberle dejado antes!). Y dejas el pensamiento a la deriva recreándote en cuánto echas de menos y cómo te gustaría poder estar con él, regodeándote en el dolor, en la putada y en la sensación de pérdida concentrada en tres puntos fisiológicos: velo del paladar, boca del estómago y detrás de las rodillas. Todo a la vez. En una oleada que marea un instante y deja una presión en la traquea como si se hubiera estrechado 2 cm haciéndote ser consciente del aire que respiras. Una sensación que deja ganas de más, de ahí que pases un rato (seguramente más del conveniente si el objetivo es conseguir olvidar rápidamente a una persona) repasando los momentos felices, la compenetración del principio, cuando eras lo único, estaba pendiente de ti, quería tenerte y utilizó todos sus encantos para conseguirlo. Tal vez es masoquismo psicológico. Y esa sensación debe ser parecida a la adrenalina y a la que nos embarga cuando recordamos algunos instantes eróticos: una imagen que cruza tu mente, como un chispazo, produciendo un encogimiento repentino de todas las vísceras que dura una milésima de segundo y que por mucho que vuelvas a recrear en tu imaginación no vuelve a suceder, aunque te empeñes y te empeñes. Electricidad en la mente. Sensación muy adictiva.
Y sigues un ratito más balanceándote en ese "bien que se padece y mal que se disfruta", como dijo Manuel de Melo.
Imagen


Y ahí llega la caballería de la autorecriminación para hundirte un poquillo más en la miseria: sensación de error, las siempre acechantes dudas, que podías haber dado otra oportunidad, esperar un poco más, no ser tan exigente, tan impaciente, dejar espacio y no estar tan pendiente ni ser tan intensa en esta (por lo visto) manera mía de vivir en un ¡ay!... Venga sí, ir en contra de tu naturaleza, ¡ah!, y ¿por qué?, ¿para qué?, ¿por quién?, si además no sirve de nada, puedes hacerlo un par de días, fingirlo ante ti misma (porque para los demás está clara tu actuación), para volver con más fuerza a ser como eres y encima cabreada por haber intentado ser lo contrario. Y aquí nos armamos con la armadura, espada y casco para defendernos de la autocrítica: de todas formas no íbamos a ningún lado, ciertos aspectos de su manera de ser son definitivamente incompatibles con lo míos, recuerdo lo impotente, rabiosa y en estado de paranoia y ansiedad que estaba mientras seguíamos juntos, y que efectivamente no quiero estar con alguien así al que además me parece que le importo una mierda y que había perdido la ilusión, bla, bla, bla... Y tras un rato argumentándote, te aburres (¿cuántas van ya?) y ahí decides que vamos a hacer lo que tenemos que hacer y dejar de pensar en lo que no debemos. Y te pones a ello con ese sentimiento que no se puede decir que seas en este momento unas castañuelas. Pero "en recuperación".  

En peores plazas hemos toreado y hemos salido a hombros, anda y que le den, que todos los males sean estos, que no estaba para ti y si se tenía que acabar, cuanto antes mejor, pero ¿por qué?, pues porque Dios escribe derecho con renglones torcidos, algo aprenderé de esto (ni puta idea de cuándo seré consciente pero bueno, la sabiduría llegará), de peores has salido y lo que no te mata te hace más fuerte (¿o más hijoputa? o ¿más extraño?), ... Y demás arengamientos personales, jalea, jalea... Ya queda menos.
Y cuando expreso en voz alta las dudas y pajas mentales buscando un poco de comprensión y consuelo, lo recibo al más genuino estilo familiar (el mismo que yo empleo, dicho sea de paso)... pura practicidad expresada en ojos como platos y levantamiento de cejas, acompañado de la expresión :"¿quéééé???, pero deja de pensar en chorradas", y la siguiente frase objetivo:
"Anda y que le den por culo y piense otra en él.... Yo, no.... ¡Qué pollas...!".

Imagen
"Between Us", Chad Moore

No hay comentarios:

Publicar un comentario