lunes, 7 de enero de 2013

La mesita de noche (Reflexiones agosto)


La Mesilla de Noche

Si hay algo que revela claramente que una persona no duerme bien, es la mesita de noche. A mayor número de objetos, mayor el nivel de insomnio del propietario.
En mi mesita de noche cuento con todas las idioteces necesarias para la tranquilidad nocturna. Vaso de agua, cacao labial, crema de manos, pañuelo de papel, flexo con la luz perfecta para lecturas improvisadas Pro-Morfeo (esto depende de lo interesante que sea el libro y de lo que le guste a uno la lectura porque puede ser muy contraproducente); cargador del móvil (no dudes que verás que se ha quedado sin batería cuando ya estés relajado en la cama), el propio móvil (si te despiertas en medio de la noche y no puedes ver la hora, te espabilarás pensando cuál será, tal vez muy tarde, cuánto te queda por dormir, además de que tal vez es necesario que te haga falta utilizarlo a modo de linterna para hacer, por ejemplo, uso del ansiolítico trío: "cigarrito-mechero-cenicero" sin liar la de Dios es Cristo)

(Me encanta esta expresión por todo lo que implica: bajada de Dios en forma humana, que si el Espíritu Santo como ángel anunciador de una inmaculada concepción, María explicándoselo a José, éste que empieza a tener sueños reveladores, huída de Egipto a lomos de una mula, pesebres, Reyes de Oriente, pastores,  y toda la que se lió hasta que fue crucificado (Cristo)... Discusiones en la Sinagoga, milagros, persecuciones, barcas, agua en vino, pan en peces, bodas, conversiones, acusaciones, bolsa de monedas, traiciones con besos, negaciones antes de que cante el gallo, juicios, momentos de debilidad (y de sueño) en el Campo de los Olivos, prendimientos, peregrinaciones por el desierto, tentaciones del diablo, lanzas, vinagre, temblores de tierra, suspiros, ladrones con el mismo fin... Todo lo que viene a ser "armar la de Dios es Cristo")..

Esto, extrapolado a tu mesilla de noche se manifiesta en una mano tímida y tanteante que busca el móvil para toparse primero con el vaso de agua que tira al suelo (impepinablemente lleno), empapando las revistas que tenías cerca, el libro, puede que el ordenador portátil, algo de ropa, el móvil... Así que, brinco y a salir (instante adornado con una BSO a base de todo tipo de improperios) corriendo a por una toalla, fregona y demás objetos absorbentes y comenzar con el proceso de secado: primero los objetos electrónicos, seguido de un sacudir de agendas, libros, revistas y demás medios impresos, para terminar con la mesilla y el suelo. ¡Somnífero garantizado! 
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